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Duro golpe de la guerilla baluche en Pakistán

El Ejército de Liberación Baluche (BLA, por sus siglas en inglés) lanzó una nueva ofensiva contra el ejército y la policía pakistaní en lo que denominaron la “Operación Herot” o “Tormenta”. Este grupo insurgente, que ha venido consolidando su presencia desde su primera aparición en 2004, atacó cuarteles, comisarías, y realizó bloqueos estratégicos en carreteras, sumados a la destrucción de vías férreas y un gasoducto. La guerrilla ha advertido que estos ataques continuarán y que serán aún más intensos.


El impacto ha sido brutal: al menos 50 muertos según cifras oficiales, aunque el BLA eleva el número a más del doble. Además, afirman que 800 de sus combatientes participaron en esta operación. El ataque a un cuartel en la ciudad de Bela, en el que aseguran que murieron 64 militares pakistaníes, es una muestra del poder de fuego que han acumulado. En este ataque también participaron suicidas de la Brigada Majeed, uno de los cuales era una mujer.


La historia de Baluchistán está marcada por el conflicto y la lucha por la autonomía. Esta región, que representa el 44 por ciento del territorio de Pakistán, es la más rica en recursos naturales y, paradójicamente, la menos desarrollada y poblada del país. Los baluches, un pueblo orgulloso de su identidad cultural y política, han sentido desde 1947, cuando Pakistán se constituyó como Estado, que su región ha sido explotada y marginada. Otra parte de Baluchistán se encuentra bajo territorio iraní.


El BLA, vinculado al clan Marri, ha liderado una insurgencia constante, atacando gasoductos, infraestructuras y objetivos militares. Uno de sus actos más conocidos fue en 2005, cuando lanzaron 14 bombas durante la visita del entonces presidente Pervez Musharraf a Baluchistán. En esta ocasión, la ofensiva tiene un significado especial, ya que coincide con el aniversario de la muerte en combate de Nawab Akbar Khan Bugti, un líder tribal cuyo fallecimiento en 2006 avivó las llamas del conflicto en la región.


El primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, ha dejado clara su postura: no habrá diálogo con aquellos que tomen las armas contra el Estado. Su preocupación también se extiende hacia las inversiones chinas en la región, específicamente en el puerto de Gwadar y en el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC). El BLA ha atacado a trabajadores provenientes de Punjab, acusándolos de ser espías, y ha bloqueado carreteras clave que conectan ambas regiones, incrementando la tensión en un área ya de por sí volátil.


La Operación Herot no es solo un capítulo más en la larga lucha de los baluchis; es un recordatorio de la complejidad y persistencia de este conflicto, que parece lejos de encontrar una resolución pacífica.

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