_edited.png)
La situación en Siria sigue siendo crítica tras una ola de enfrentamientos en Alepo entre organizaciones irregulares opositoras apoyadas por Turquía contra las fuerzas de seguridad del régimen de Bashar Al Assad, que cuenta con el respaldo de Rusia. Hasta el momento se reportan 231 víctimas como consecuencia de los combates y se estima que los grupos armados rebeldes han capturado al menos doce municipios en la región
Según se informa, las batallas se concentran en puntos estratégicos como las aldeas de Mansoura y Khan Al-Asal, en el eje occidental de Alepo. En la parte oriental de Idlib el ejército sirio recuperó el control del pueblo de Jubas, mientras que en las afueras de la ciudad de Anadan continúan intensas luchas por el control de una ruta clave que conecta el norte de Alepo con su capital regional.
La autopista internacional M5, vital para el transporte y la economía de Siria, quedó cortada debido a la ofensiva, agravando aún más las tensiones y dificultando el comercio y la distribución de ayuda humanitaria en la región.
Según cifras de agencias de noticias, de las víctimas fatales 129 pertenecen a los grupos rebeldes, 89 son soldados del ejército sirio y al menos 20 civiles, resultado de bombardeos mutuos y ataques aéreos, que también han desplazado a cientos de familias, profundizando la crisis humanitaria en el noroeste del país.
En un incidente destacado, aviones rusos atacaron un cuartel general de las fuerzas afiliadas a Turquía en la ciudad de Marea, matando a más de 20 combatientes. Este ataque subraya el papel decisivo de Rusia en la contención de los avances opositores, reforzando su apoyo militar y político al gobierno sirio.
Entre las bajas reportadas, se encuentra el general iraní Kiyumars Borhashimi, miembro de la Guardia Revolucionaria, fallecido en Alepo, lo que ilustra la profundidad de las alianzas internacionales involucradas en el conflicto.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, reafirmó el compromiso de Moscú con la soberanía siria y criticó las políticas de Estados Unidos y el Reino Unido, acusándolos de desestabilizar la región al respaldar grupos armados. Desde 2011, Rusia ha sido un aliado clave del gobierno sirio, con una intervención militar que ha permitido a Damasco recuperar territorio estratégico frente a la oposición respaldada por Occidente.
La intensificación de los enfrentamientos en Siria pone de manifiesto la fragilidad de la situación en un país devastado por más de una década de guerra civil. Los intereses de actores internacionales, como Rusia, Turquía y Estados Unidos, complican cualquier solución duradera, mientras que los costos humanos siguen creciendo sin un horizonte de paz visible.
Desde 2011, Siria ha sido escenario de un conflicto multifacético en el que se entrecruzan disputas internas, enfrentamientos étnicos y la lucha por el control de áreas estratégicas, exacerbadas por la intervención de potencias extranjeras. Las divisiones políticas y la injerencia internacional continúan alimentando un conflicto que mantiene al país en una constante crisis humanitaria y política.